lunes, 5 de mayo de 2014

CRISTALES

Y ella tan tranquila sin saber lo que venía, tan ingenua e inocente, pensaba que era plenamente feliz cuando ni siquiera era capaz de rozar tal sentimiento. Entonces llegó  Él, un encuentro entre dos corazones que llegaron a hacerse inseparables, un choque fortuito entre dos almas en el que ni la razón ni el sentido podían hacer frente, en el que la guía eran los impulsos, y en el que no había manual escrito en la faz de la tierra que pudiera dar consejo u orientación a tal sentimiento. Una unión tan fuerte que no se ha creado arma capaz de destruirla, un choque tan desconocido que no fuimos capaces ni de darnos cuenta de lo que sucedía hasta que nos vimos destrozados, como pura chatarra en el desguace o como se rompen los cristales al lanzarlos al vacío. Que de pronto  ni la luna era capaz de iluminar y apaciguar nuestras veladas, que nuestros amaneceres ya no cobraban sentido… que nos estábamos perdiendo, que habíamos arrugado aquel papel de seda, tan perfecto, tan mágico, que un día nos cayó del cielo balanceándose casi por casualidad y se posó en nuestras manos, era muy sencillo era muy fácil haberlo guardado en la caja fuerte de nuestros corazones y no haberlo sacado jamás, pero tuvimos que jugar, tuvimos que arriesgar, tuvimos que llamar a la puerta del señor orgullo y el actuó como verdugo de nuestro amor…
Y es que olvidamos que los choques duelen, que queman, que amargan...lo olvidamos justo en el momento en el que nuestro tren ya había salido y no había manera humana de pararlo.


1 comentario:

  1. Hay trenes que solamente pasan una vez, pero que tienen muchas paradas, y quién sabe si aún podemos alcanzarlo en otra de ellas.
    Los choques duelen pero curan, nunca lo olvides.
    ¡Cielo despejado! Cuélate entre mis estrellas en http://albordedetucama.blogspot.com.es/
    M.

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