Sentada bajo la lluvia, consigo
recordar su cara, consigo apreciar cada milímetro de su cuerpo, e
inmediatamente caigo en la trampa de su belleza. Que aquellos labios no eran de
este mundo, que su risa y su sonrisa eran aliadas perfectas que disparaban ternura,
que las ondas de su pelo me encauzaban a mirarla sin ni siquiera pestañear, y
aquellos ojos, que decir de aquellos ojos marrones, más salvajes que cualquier otros,
más puros, más sinceros…
Nunca podré borrar de mi mente el
brillo de aquellos ojos que eran capaces de iluminar la oscuridad más profunda,
el miedo más desgarrador, la tristeza más intensa. Aquella chica era un ángel,
el más real que yo haya visto, pues se reconocerlos a primera vista. Regalar
aquella bondad desinteresada, aquellas carcajadas, todo lo que desprendía era
puro amor. Y lo más increíble de todo es
que ella no llegaba a ser consciente de su valor incalculable.
He tenido la suerte de poder
estar junto a este ángel que describo, por lo que me siento profundamente
afortunada y feliz, desearía que todo el mundo pudiera tener a su lado una
persona como ella.
No comprendo cómo no es que no tienes más de 100 seguidores. Me encanta tu forma de escribir, con total profundidad, pasión y claridad. Te mando un beso enorme y desde ya me quedo por aquí :D!!
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